10 diciembre 2005

"Esperando a El País"

Víctor de la Serna, ex El País, con años de presencia en El Mundo, titula de esta guisa su columna política de hoy (La Polémica Nacional).

No es la primera vez que aquí recogemos la interpretación que de la línea editorial de nuestro diario protagonista realiza el excelente periodista de tan ilustre linaje, pues se encuentra bien cercana en el tiempo y aquí disponible su versión del caso Montilla.

Hoy la cuestión es si ¿los ciudadanos de a pie? ¿el propio Gobierno? esperase/esperásemos el editorial de El País como si se esperase a Godot, elucubración en torno a este clásico teatral que realizó el propio director de el diario El Mundo en su columna del domingo pasado ante la política gubernamental relativa a ETA. Aguardaríamos, entonces, un nuevo editorial para acabar de comprender lo que ocurre.

Véase: Ramírez venía a equiparar - extraigo la cita del propio De la Serna - "aquella estéril búsqueda [la de Godot, se entiende] con la actitud de Zapatero y explicando la diferencia con los antecesores de éste en el cargo: «Todos accedieron a sentarse con ETA, pero ninguno se dedicó a esperarla».

La explicación, sería:

Los comentarios y las informaciones de prensa han venido anticipándose y, luego, acompañando y sucediendo a los atentados y las declaraciones de ETA y su entorno, hasta componer un friso en el que lo que publica la prensa a veces parece explicar o cuando menos analizar lo que está sucediendo en el piélago del terrorismo, y a veces parece contarnos un cuento de Perrault.

Los argumentos que, presumimos, nos llevan al cuento de Perrault, vendrían a ser:

De inmediato, el lunes, terciaba El País con un enorme (e inhabitual) titular en portada: «Batasuna adopta una estrategia basada en que el proceso de paz es irreversible».

El martes, su editorial titulado Las cartas de Otegi ponía alguna cautela tras sus aseveraciones de la víspera: «Hay motivos para la desconfianza, empezando por la evidencia de que lo que dicen los jefes de Batasuna no se corresponde con los comunicados públicos de ETA, ni con decisiones como la expulsión de los ex dirigentes presos». Pero concluía que todo era aún posible, y que aunque ETA hubiese decidido ya dejar las armas, «su comportamiento externo no sería muy diferente del que es». Aahhh...

Pero no pasa mucho tiempo desde que aparece la nota editorial y ETA hace estallar sus siete, esta vez inofensivas (si es que pueden serlo alguna vez), bombas.

Desde entonces seguimos esperando otro editorial de El País, que nos lo explique. Pero, como Godot, no acaba de llegar.


En definitiva, la percepción de Víctor de la Serna suele ser la de la acusación habitual a los medios de PRISA: los vasos comunicantes entre línea editorial e informativa, intereses económicos y su confusión con los intereses del partido socialista. Un paréntesis final viene a pregonarlo sin excesivo disimulo:

(Otra anticipación. Javier Pérez Royo clama en la Ser: el PP está «irritado» por los «éxitos» en la lucha antiterrorista. Una hora más tarde, José Blanco salta a la palestra a ratificar que sí, y que además esa manera de actuar del PP es una «traición»...)

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